Entre las vidas de Santa Teresa de Jesús y Santa Angela de la Cruz se da una similitud que pone en valor el dicho de que “cuando una puerta se cierra se abre una ventana“.
Teresa de Ahumada ingresó como novicia en el Convento de la Encarnación de Avila y desgraciadamente estuvo enferma durante dos años, postrada en cama, eso hizo ver a la comunidad que aquella adolescente no estaba llamada para el camino de la oración dentro de un convento y decidieron que abandonase el noviciado por problemas de salud.
Posteriormente Teresa, con la ayuda de San Juan de la Cruz, viendo el relajo en a disciplina de la Orden del Carmelo, fundó las Carmelitas descalzas, llegando a ser Santa y Doctora de la Iglesia.
En Sevilla fundó el Convento de San José, hoy en el barrio de Santa Cruz, después de haber estado radicado en las calles Alfonso XII y Zaragoza.
Respecto a Angelita, nuestra Santa Angela de la Cruz, aunque en Sevilla seguirá siendo siempre Sor Angela, pidió entrar como novicia en el Convento de San José, el fundado por Teresa, pero al ver las monjas que Angela era de una salud frágil y quebradiza decidieron que no sería capaz de aguantar la disciplina del convento y la invitaron a renunciar a su sueño.
Posteriormente Santa Angela decidió crear la Orden de las Hermanas de la Cruz, legado de ángeles que dejó a Sevilla, llegando a la santidad a través de esta obra.
De haber permanecido ambas en los conventos en los que decidieron ingresar no sabemos si hubiesen llegado a ser lo que hoy son.
Si quieres conocer más sobre este convento de San José del Carmen de las Teresas, así como de otros conventos apúntate a nuestra ruta “Los Tesoros del Convento”.