El convento de Santa Clara y la Torre de don Fadrique son escenarios de dos grandes historias de la Sevilla medieval, por un lado la construcción de la torre con la intención de servir de lugar donde D. Fadrique y la reina Viuda Dña Juana vivieron sus amores, y por otro la leyenda del acoso de Pedro I el Cruel hacia la noble dama sevillana Doña María Coronel.
En este post repasaremos los datos de esta historia que perdura en la memoria de Sevilla después de varios siglos.
La vida e historia de Dña. María (1334-1409) está íntimamente ligada a la del Rey Pedro I “el cruel o justiciero”, (133-1369), no en vano su padre y esposo murieron ajusticiados por orden del monarca acusados de haberse sublevado contra el poder real.
Su padre, Alfonso Fernández Coronel, Señor de Aguilar, alguacil mayor de Sevilla y miembro del consejo privado de Alfonso XI muere decapitado en el año 1353 al ponerse del lado de Enrique de Trastamara en la lucha de este con su hermanastro el Rey por el trono.
Su esposo, Juan de la Cerda, nieto de Guzmán el Bueno, descendiente directo de Fernando III el Santo también es decapitado en el año 1357. Cuenta la tradición que D. Juan salió en defensa del honor de su cuñada, doña Aldonza, hermana de María, cuando el rey la acosaba pidiéndole sus favores.
Tras la muerte de su padre y esposo doña María pierde todas sus propiedades que son confiscadas por el Pedro I; no es hasta la llegada al poder de Enrique II que la noble recupere sus extensas propiedades en Sevilla.
Cuando Pedro I conoce a doña María, cuentan que en el viaje que ella misma realizó a Tarragona donde se encontraba el rey al objeto de solicitar el indulto de su marido, el rey queda enamorado de ella, y, acostumbrado a obtener los favores de la dama de su antojo, inicia el asedio a la noble que, para librarse de él se refugia en el convento de Santa Clara, donde las monjas la esconden en una zanja que cubren con tablas y arena; la tradición llegada a nuestros días indica que brotaron flores y plantas que consiguieron ocultar el nicho a los ojos del rey y sus sirvientes.
No contento con esto el rey se presentó en el convento días después, tras recibir una delación que situaba a doña María dentro de sus murallas. Localizada la noble se inició una persecución durante la cual ella se escondió en las cocinas del cenobio. Sin salida y acorralada, la noble, para evitar el asedio del rey, se arrojo aceite hirviendo en cara y pecho; al verla Pedro I huyo despavorido del lugar
Llegado al trono Enrique II de Trastamara María recuperó parte de sus propiedades las cuales sirvieron para dotar de fondos la fundación en 1376 del convento de Santa Inés, establecido en la casa de sus padres cercana a la Parroquia de San Pedro, convento del cual fué priora hasta su fallecimiento que se data en 1409, concretamente el día 2 de diciembre. Como dato curioso hay que hacer ver que en la capilla de este convento tuvo lugar la leyenda dada a conocer por G.A. Bécquer en la obra “Maese Pérez el Organista”
Como priora tuvo el privilegio de ser enterrada en el coro del convento, donde permaneció hasta 1679 en el que con motivo de unas obras su féretro se abrió y se comprobó que su cuerpo permanecía incorrupto a pesar de los años. Su cuerpo fue depositado en una urna y desde 1834, año en que se decreta la incorruptibilidad de su cuerpo, puede ser visitado el día 2 de diciembre de cada año, venerándose piadosamente por los sevillanos año tras años y recibiendo múltiples visitas ese día, pudiendo ver en directo las marcas y cicatrices que el aceite dejo en su rostro.
Fuente y más información: http://unpocodesevillaenlared.blogspot.com.es/2014/08/dona-maria-coronel-vida-y-obra-sevilla.html