¿Qué sabemos de la Historia de la Santa Inquisición? ¿Dónde se originó? ¿Qué cometido tenía y por qué fue tan importante para la Corona de Castilla? ¿Conocemos la importancia que tuvo el Santo Oficio en una ciudad como Sevilla?
Estas y otras tantas cuestiones nos rondarán en la cabeza siempre que hablamos del tema de la Santa Inquisición, quedaros con nosotros para conocer un poquito más sobre un periodo de la historia que fue importante y tortuosa a partes iguales.
La creación del Santo Oficio o Inquisición fue creada con la intención de poder suprimir la herejía que asolaba al seno de la Iglesia Católica y para ello, se decidió crear una jurisdicción especial ejercida por los delegados del Papa.
El origen de la Inquisición no fue española, como muchos piensan, sino que fue creada en el siglo XII por el Papa Lucio III como instrumento para combatir la herejía cátara en el sur de Francia. A lo largo de toda la Edad Media hubo distintos tribunales de la Inquisición Pontificia en Europa, siendo los más activos los del norte de Italia y sur de Francia.
El origen del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición o Inquisición española tuvo su origen en 1478 fijada por los Reyes Católicos en el reino de Castilla.
Don Tomás de Torquemada fue designado en 1485 Inquisidor General por la Corona, posteriormente le seguirían otros inquisidores en Zaragoza, Valencia y Barcelona. Pero sería Sevilla, donde el Santo Oficio tendría una importancia primordial.
Aunque para muchos autores la Santa Inquisición acabó convirtiéndose en “un arma de la xenofobia” como es el caso de Juan Gil. El caso es que para la política de cohesión que querían implantar los Reyes Católicos en la Península Ibérica, entre el poder político, civil y religioso, el Tribunal de la Santa Inquisición ayudó muchísimo a la Corona, en un momento de grave crisis económica, tras las distintas conquistas del último reinado nazarí de Granada o las conquistas de ultramar.
Durante el periodo de la Santa Inquisición en España se luchó fervientemente contra el Islam, los cuales mantuvieron resistencia en el último reino nazarí de Granada, derrotados en enero de 1492. Además de los herejes musulmanes, la Corona española empezó en necesitar una mayor presión sobre el empuje o conquista económica por parte de los judíos, es por ello por lo que el Santo Oficio procedió a confiscar casas y pertenencias de familias acaudaladas judías, de tal manera que las ganancias que obtenían eran mucho mayores.
LA INQUISICIÓN EN SEVILLA
En Sevilla, el tribunal de la Santa Inquisición tuvo una mayor eficacia entre los años de 1477 – 1478, momento en el que se registraron más denuncias sobre la herejía judaizante, acusados de practicar ritos y oraciones judías en secreto, tras haberse comprometido a abandonarlas una vez bautizados. Todo ataque a la unidad religiosa era visto como un ataque a la unidad política de los reinos de Castilla y Aragón.
Si nos centramos en las cifras, sabemos que en Sevilla fueron quemadas en la hoguera más de 2 mil personas en 1481 y que el número de condenados superó los 30 mil, de ellos 4000 fueron condenados en la hoguera en 1520.
La primera sede de la Santa Inquisición fue el solar de la actual Iglesia de la Magdalena, construida en el siglo XVII, establecida por los dominicos Fray Miguel de Morillo y Fray Juan de San Martín en el antiguo convento de San Pablo el Real de los dominicos.
Aún, hoy día, encontramos testimonio de ello por los frescos pintados en el interior de la Iglesia de la Magdalena por Lucas Valdés, donde representa un auto de fe y a un hereje, don Diego López Duro mercader de Osuna, siendo conducido al quemadero, acusado de delitos de judaísmo.
El alto número de presos y presuntos herejes hizo que este recinto se quedara pequeño, por lo que se tuvo que habilitar una nueva sede. El lugar elegido a las orillas del río Guadalquivir, sería designado por el inquisidor general, D. Fernando Valdés, cardenal obispo de Sevilla, quién decidió ubicar en el Castillo de San Jorge de Triana, un espacio con más de 26 cárceles secretas, que estaría en activo durante todo el siglo XVI.
Como la labor esencial del Santo Oficio era la de perseguir y juzgar a los falsos conversos. Los autos de fe que se celebraron en Sevilla tuvieron lugar, primero en las gradas de la Catedral y más tarde en la Plaza de San Francisco. En todos estos lugares solía acudir una gran multitud que solía participar fervorosos en estos actos. Normalmente los autos de Fe eran anuales, solían celebrarse antes o después de Cuaresma, aunque no siempre. Como los autos costaban mucho dinero, el Tribunal se nutría de multas y confiscaciones.
Era habitual que la condena tuviera lugar en donde se hubiera celebrado el auto y el suplicio era en otro sitio; los primeros, que llegaron a tener carácter de fiesta y regocijo público, se celebraron en las Gradas de la Catedral, el azote público en la Puerta del Perdón y la hoguera en el quemadero, que en esta época se situaba en Tablada.
Conoce los métodos de tortura más utilizados por la Santa Inquisición en nuestro artículo “La Santa Inquisición y sus 11 métodos de tortura“. También puedes conocer el recorrido que hacían los condenados desde el Castillo de San Jorge hasta el quemadero Del Prado de San Sebastian en el artículo “Recorrido condenados de la Santa Inquisición“
Dispones de toda la información relacionada con la Santa Inquisición en Sevilla en nuestra sección Inquisición que se encuentra en el menú principal.
Fue en Sevilla donde el Tribunal de la Inquisición decidió extender su jurisdicción a otras causas, que ya no solo afectaban a la herejía musulmana o judía. De manera, que fueron quemados en Sevilla sodomitas, moriscos, esclavos, brujas, y hasta los descendientes de los conversos.
Otro apartado también importante fue el alcance que llegó a tener el Tribunal de la Santa Inquisición en México, el cual dependía directamente del Consejo Supremo de la Inquisición en España y que seguía designios parecidos a los que se habían llevado a cabo en España en cuanto a las denuncias, castigos, etc.
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