Juan de Valdés, gran artista del barroco, es por todos conocido como un brillante pintor, de los más destacados del panorama sevillano y español de la segunda mitad del siglo XVII. Sin embargo, sus otras facetas creativas resultan más desconocidas, entre las que podemos destacar su trabajo como maestro escultor. Conservamos algunas obras talladas por su gubia, que son expuestas en la exposición antológica del Museo de Bellas Artes dedicada a dicho artista barroco con motivo del IV Centenario de su nacimiento. Concretamente, podemos contemplar la imagen de la Virgen del Rosario de la Capilla Sacramental y la Virgen del Rosario del Hospital de la Caridad.
En relación con la primera, preside la Capilla Sacramental de la parroquia sevillana de San Andrés, enmarcada en un retablo de Bernardo Simón de Pineda, y sigue los modelos sevillanos de la escuela manierista de artistas como Jerónimo Hernández o Juan de Oviedo, con cierto toque de dinamismo barroco en la diagonal de sus piernas o el incipiente giro corporal. Juan de Valdés Leal fue hermano de dicha cofradía sacramental y a él se debió, además de la efigie mariana, la decoración de pintura mural de la capilla, espacio que sirvió además como panteón funerario del propio artista, ya que fue enterrado allí en 1690. En cuanto a la imagen escultórica, tradicionalmente atribuida a Benito Hita del Castillo y a Pedro Roldán, la autoría de Valdés Leal fue documentada gracias a un inventario del Hospital del Pozo Santo en el que se menciona una Virgen en terracota, desaparecida actualmente, citada como modelo académico del artista para la de San Andrés.
No es la única imagen escultórica que conocemos, destacando especialmente la Virgen del Rosario proveniente de la enfermería del Hospital de la Caridad. Encargada en 1680 por la Hermandad de la Santa Caridad, presidía la enfermería en un retablo de Bernardo Simón de Pineda. Parece seguir en clave barroca el modelo de Virgen de pie con el Niño de la Virgen de la Caridad que se encuentra en el templo de dicha institución. Destaca especialmente el rostro del Niño Jesús, muy similar a las caras infantiles de las pinturas de Valdés Leal, con amplia frente y nariz respingona. La policromía actual de dicha escultura no es la original, puesto que la imagen fue repolicromada en el siglo XIX. Sin embargo, Valdés Leal fue un magnífico y conocido policromador de esculturas y retablos, colaborando habitualmente con artistas como Pedro Roldán y Bernardo Simón de Pineda, detalle en el que también se profundiza en la exposición “Juan de Valdés Leal (1622-1690)”.