Un joven Murillo será el encargado de realizar una serie de pinturas para decorar el Claustro Chico del Convento Casa Grande de San Francisco. Este encargo realizado en 1645 será el que consiga encumbrar a Murillo y elevarlo a la fama, convirtiéndose en el pintor más importante de la ciudad.
El Convento de San Francisco se situaba en la actual Plaza Nueva de Sevilla. Los franceses con su invasión napoleónica en 1810 lo incendiaron, y finalmente fue desamortizado en 1836 y terminado de derruir en 1840 para la reurbanización del lugar. El claustro chico se encontraba justo delante de la iglesia, era la dependencia por la que todos tenían que pasar para entrar en el templo, por tanto fue un lugar idóneo para que Murillo se diera a conocer.
En esos momentos, Zurbarán era el pintor puntero de la ciudad, pero gracias a este encargo la gente pudo contemplar las obras del joven Murillo y rápidamente se convirtió en el gran pintor sevillano, tuviéndose incluso que marcharse Zurbarán de la ciudad por la escasez de trabajo.
Las pinturas del Claustro Chico de San Francisco corresponden a una etapa de juventud del pintor y nos narran la historia de diferentes frailes y santos franciscanos, destacando en ellos sus virtudes y su caridad, pobreza y austeridad. En cuanto al estilo de Murillo, vemos unas pinturas muy lineales, con un dibujo marcado y un destacado tenebrismo en la luz y el color. En cuanto a las figuras y expresiones, vemos la dulzura típica de su maestro Juan del Castillo, pero que no será del maravilloso carácter entrañable que Murillo alcanzará en su madurez. Este será el punto de partida de la pintura del pintor sevillano, que avanzará hacia una pincelada cada vez más suelta y un color más brillante y con más luz.
Toda esta serie de pinturas fueron expoliadas en el siglo XIX por los franceses y el mariscal Soult, por tanto hoy en día se encuentran dispersas por museos del mundo. Solamente una queda en la ciudad, San Francisco Solano y el toro, que se encuentra en el Cuarto Real del Alcázar, perteneciente a Patrimonio Nacional.
Algunas obras pudieron volver a España años después del expolio, pero se quedaron en la Real Academia de Bellas Artes de Madrid. Ahí se encuentran el Éxtasis de San Francisco de Asís, que actualmente se expone hasta enero en el Archivo de Indias, y San Diego de Alcalá dando de comer a los pobres, actualmente expuesta en Murillo IV Centenario en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.